La historia del cristianismo primitivo es fascinante. En una sociedad agotada, que ha abandonado los valores ancestrales que sirvieron como cimiento del Imperio, unos jóvenes y personas virtuosas se arrojaron en sagrado Sacrificio a todo tipo de castigo y humillación por un bien mayor. Haciendo lo que se esperaba de ellos, pues Cristo lo anunció:

 

“Esto os he dicho para que no os escandalicéis. Os echarán de la sinagoga, pues llega la hora en que todo el que os quite la vida pensará prestar un servicio a Dios. Y lo harán porque no conocieron al Padre ni a mí. Pero yo os he dicho estas cosas para que, cuando llegue la hora, os acordéis de ellas y de que yo os las he dicho; esto no os lo dije desde el principio porque está con vosotros” (Juan, 16, 1-4)

 

Igual que los héroes paganos cumplieron con lo que se les exigió. Martir (Μάρτυρ) en griego es testigo, el que da testimonio, el que es congruente con lo que uno cree y piensa.

Son incontables las leyendas, suplicio y martirio, pero hoy me apetece escribir sobre el culto a los Santos.

 

El culto a los Santos es uno de los primeros ejemplos de culto cristiano, junto con la Eucaristía. Tiene como base antropológica, el culto a los héroes de los paganos, y como base teológica, múltiples referenciasen las escrituras y en la vida diaria de los primeros cristianos que se bautizaron. Tiempo después en Nicea 425, queda plasmado en la frase “comunión de los santos”, que muchos hemos repetido cada domingo sin entenderlo.  Noes ni más ni menos, que una manera de referir a todos los que han alcanzado la Santidad por su sacrificio, forman también parte de un misma ofrenda; pues todos formamos parte de ese mismo cuerpo místico y permanecemos unidos con la sangre de los mártires.

 

También en este punto podemos decir que  este culto delos santos se fundamenta en la práctica de la Iglesia, en la sagrada escritura, la propia tradición de la Iglesia, la razón, y los milagros documentado. Un ejemplo  de esto último lo encontramos en el libro del Apocalipsis o en Eclesiastés:

 

“Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas que habían sido degolladas por la palabra de Dios y por el testimonio  que guardaban”. (Apocalipsis6, 9)

 

“Sus cuerpos fueron sepultados en paz, y su nombre vive degeneración en generación. Los pueblos se hacen lenguas de su sabiduría y la asamblea pregona sus alabanzas”. (Eclesiastés, 44, 14-15)

 

 

Los santos junto al Cordero según la visión del Apocalipsis. Beato de Fernando y Sancha. BNE.

 

 

 

Habitualmente este culto de los santos suele ser motivo de discusiones. Ya es problemática la palabra culto, pues en el catecismo encontramos seis tipos de culto. A saber,  Dulía, Hiperdulía, Latría, culto externo, culto interno y culto supersticioso.  Cada una de estas formas de culto, adoración son diferentes y explican que cada forma de culto es diferente, e incluso poco recomendable. Por ello, la Iglesia explica que el culto a los santos es del tipo de dulía, es decir de respeto y admiración. Y a ellos recurrimos, pidiendo la intercesión por nosotros ante Dios.

 

La arqueología nos demuestra que los primeros cristianos, desde el mismo momento de la predicación de los Apóstoles siempre recurrieron a ellos, como modelo de comportamiento y de vehículo espiritual para sus cortas y míseras vidas. Sabían muy bien que las perrerías de la vida, no son nada comparadas con la recompensa de la gloria eterna. Recogiendo así una sempiterna tradición heredada de sus antepasados paganos.

 

Uno de los más grandes ejemplos de este culto a los primeros mártires, lo tenemos en Roma, bajo la impresionante basílica de San Pedro, que hace apenas 500 años fue una iglesia de madera y piedra que ocultaba bajo el baldaquino un pequeño altar construido apenas doscientos años tras el martirio del apóstol amado, la piedra sobre la que se edificó la Iglesia.

 

 

 

Es conocido por todos el martirio de San Pedro, según la tradición murió crucificado en el circo de Nerón, una pequeña villa-palacio que construyó Nerón. Muy cerca del lugar de martirio los restos del apóstol, van a ser tratados con respeto y cuidado, construyendo una tumba sencilla. Una tumba a cielo abierto que va ser frecuentada por las primeras comunidades cristianas de Roma.

 

Fue el Emperador Constantino quien va a levantar una enorme basílica que permaneció en pie mil años. En ella dentro de una capilla en el presbiterio permanecía visible una ara del siglo II, sobre laque los primeros papas realizaban la eucaristía. En esta pequeña capilla se celebraba la transustanciación de manera oculta, tal y como la siguen celebrando los cristianos ortodoxos.

 

Reconstrucción del Trofeo de Cayo, el aradon de celebran la eucaristía los primeros cristianos de Roma.

 

 

La historia de San Pablo, también es muy similar, y sobre el lugar en el que fue decapitado, manaron tres fuentes. Algunos otros santos todavía permanecen incorruptos burlando la muerte, e incluso algunos, como la beata Mariana de Jesús exudando aroma de rosas. Milagros que prueban la estrecha comunión con Dios y sirven como revelación de incrédulos

 

Ambas tienen también algo muy significativo, pues las primeras comunidades empezaron a practicar el rito de repartir el pan sobre las reliquias de los Santos, pues su sangre derramada es sagrada y agrada a Dios. La tradición cristiana va a continuar esta costumbre. Así pues en los siglos siguientes, se va a utilizar un hueco del altar para introducir reliquias de Santos, no por capricho o fetichismo, sino por el recuerdo del santo y de esta costumbre de los primeros cristianos.

 

Piedra del altar en una iglesia portuguesa. Wikipedia

 

Otros rituales, incluso van a continuar esta tradición de estar en contacto con las reliquias en forma de altares portátil eso incluso con corporales con reliquias cosidas. Un corporal es un pequeño trozo de tela que se utiliza en el sacrificio de la eucaristía para evitar la dispersión delas migas de la hostia. Cuando se le cosen reliquias recibe el nombre de antimensio, y son utilizados por los primeros cristianos. Incluso estas primeras comunidades usaban tejidos empleados por los propios santos.

 

 

También, merece la pena comentar el uso de las Imágenes. Los primeros cristianos no renunciaron tampoco a recordar a sus santos con imágenes tanto pintadas como esculpidas.

 

La discusión viene siempre de parte de muchas sectas cristianas que entendían y entienden que el mandato mosaico de no adorar ídolos seguía vigente. Al contrario, San Pablo nos habla de una Nueva Alianza y una nueva forma de relacionarse con Dios. En Gálatas, capítulo 3, versículos 24y 25nos dice:

 

“De suerte que la Ley fue nuestro ayo para llevarnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe, Pero, llegada la fe, ya no estamos bajo el ayo”

 

 

O en Primera de Tesalonicenses, versículos 14y 15:

 

"Pues vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores delas iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea, porque también vosotros padecisteis los mismos sufrimientos a manos de vuestros propios compatriotas, tal como ellos padecieron a manos de los judíos, los cuales mataron tanto al Señor Jesús como a los profetas, y a nosotros nos expulsaron, y no agradan a Dios sino que son contrarios a todos los hombres, impidiéndonos hablar a los gentiles para que se salven, con el resultado de que siempre llenan la medida de sus pecados. Pero la ira ha venido sobre ellos hasta el extremo"

 

Pero también Cristo en la última cena nos pide una nueva alianza, por la que Dios se encarna y se sacrifica a sí mismo por la salvación de la Humanidad. Dejó de tener sentido la ley mosaica y los primeros cristianos lo supieron bien. El propio Santiago fue expulsado del Templo, pues esos maestros de la ley seguían empeñados en el gnosticismo, en un Dios oculto y de nombre desconocido; el gran arquitecto del Universo.

 

La propia tradición incluso nos cuenta que los propios apóstoles esculpían y pintaban imágenes. Como ejemplo podemos nombrar a la Virgen de Atocha, que San Lucas pintó y podemos contemplar en Madrid, la capital del Imperio.

 

Contamos con muy pocas esculturas de santos delos primeros siglos del cristianismo, casi todas en sarcófagos, y en su mayoría después del siglo IV. Alguna pintura más ha permanecido en las catacumbas y algunos muros. Una de ellas, tan destacada como la representación de la Virgen con el profeta Baalaam en la Catacumba de Priscila, del último tercio del siglo II d. C.

Representación de la Virgen con el niño y el profeta Balaam. Catacumbas de Priscila, Roma. Wikipedia

 

En definitiva, podemos hacernos una idea de que el culto a los Santos se dió en todas las comunidades cristianas por todo el Mediterráneo antiguo. Especialmente en España, donde tuvimos la primera aparición mariana, en carne mortal, ante el apóstol Santiago. Junto al Ebro en la inmortal ciudad de Zaragoza. En Zaragoza también fue martirizada Santa Engracia, en Barcelona Santa Eulalia o en la Santa e Imperial ciudad de Toledo Santa Leocadia. En casi cada ciudad española recibieron martirio grandes santos, motivo  de orgullo local y de grandes celebraciones. Celebraciones que constituyen una parte importante de la tradición española y de nuestra tradición.

 

La invasión musulmana trató de acabar con esta tradición tan arraigada, pero no pudo. Las santas reliquias se ocultaron, o salieron de sus santuarios. San Isidoro, doctor de la Iglesia visigoda, salió de Sevilla, camino del norte en ese oscuro siglo VIII.

 

A veces, por desgracia otros santos varones, quedaron abandonados, como los nombres de los mártires de La Alberca, muy cerca de Murcia Capital. Abandonado por los conversos musulmanes y saqueado en el siglo XIX. Junto a estas tumbas, se levantaban altares y pequeñas iglesias, incluso se seguían realizando rituales de ofrenda de perfumes y libaciones con vino. El propio San Agustín se quejó muy amargamente de estos banquetes:

 

“Cuando la paz llegó a la Iglesia, una muchedumbre de paganos que deseaban hacerse cristianos fueron retenidos porque solían pasar las fiestas con sus ídolos, comiendo y bebiendo en abundancia”.(Confesiones, 6,2, 2)

 

No sólo rituales de apariencia pagana, sino también de profunda reverencia cristiana como los rituales de enterramiento que se dieron en las catacumbas y cementerios cristianos.

 

Templo martirial de La Alberca, Murcia. Wikipedia.

 

Otro caso diferente es el de San Fructuoso de Tarraco, que llegó a tener dos santuarios, uno en el lugar de martirio, el anfiteatro romano de la ciudad; y otro en su tumba. En un cementerio pagano, que pronto se llenó de devotos cristianos dispuestos a esperar la resurrección junto al santo obispo y sus diáconos.

 

A veces este culto de los santos, llevó a los primeros cristianos a levantar ciudades enteras sobre el lugar de martirio. Es el caso de la ciudad de Alcalá de Henares y los Santos Niños. Durante El reinado de Domiciano, dos niños de 13 y 7 años fueron sentenciados a muerte, por su pertenencia al cristianismo.  Para evitar la crispación y la indignación de los ciudadanos de la ciudad  decidieron ejecutar a los niños fuera dela ciudad. Y la piedra del martirio se convirtió en la primera piedra de una ciudad entera.

Piedra sobre la que fueron ejecutados los santos Niños de Alcalá y se levanta la ciudad de Alcalá de Henares. Cripta de la Catedral.

 

En definitiva es innegable que la sangre de los santos y los mártires, han sido desde los primeros tiempos de la Iglesia, tanto con sus reliquias, como en los lugares de martirio. Siendo la base de nuestras creencias y valores. Formando parte de modelos de héroes, de nuestra tradición y de nuestra visión del mundo, pues ¿Qué es la vida, sino un recorrido de milicia? Vivir es guerrear.

Post anterior
Siguiente post